DANZA DE LAS TIJERAS
Danza
de Tijeras
Durante
más de 500 años, el estruendoso sonido de la Danza de Tijeras ha resonado en
las montañas de los Andes. Este baile tradicional quechua, tanto una actuación
artística como una celebración religiosa, representa una danza de los espíritus
de las divinidades andinas de la época incaica. Aunque sus orígenes son
inciertos, la danza evolucionó en los departamentos actuales de Huancavelica,
Ayacucho, Apurímac y Arequipa. En esta ocasión, redBus te trae un artículo para que
descubras todo sobre este ancestral arte.
Danza de Tijeras: ritual y espiritual
Llamada así por el par de varillas de hierro
que cada danzante blande en su mano derecha, la danza de las tijeras es
realizada tradicionalmente por hombres de pueblos quechuas en el centro sur del
Perú. Este baile se lleva a cabo durante los meses de temporada seca, que coinciden con
las fases principales del calendario agrícola. Así, representa una forma ritual
de celebrar las divinidades andinas ligadas a la naturaleza, como el Sol (Inti) y la Luna (Quilla).
La coreografía es extremadamente difícil de
dominar, y requiere de una intensa preparación física. Así, la mayoría de
danzantes son entrenados desde niños. Como un rito de iniciación, los jóvenes
quechuas, que pretenden ser los hijos de Wamani, el espíritu de la montaña,
reciben un nombre asociado con uno de los espíritus para que puedan bailar bajo
su protección. Este conocimiento físico y espiritual se transmite de maestro a
alumno en cada comunidad andina para garantizar el sustento de la
extraordinaria danza generación tras generación.
Un
pacto con el diablo: la danza diabólica de las tijeras
El origen de la danza
es incierto; sin embargo, algunos creen que fue creada en reacción contra el
colonialismo y la represión de los ideales indígenas. Durante el año 1500, los
bailarines fueron perseguidos por los cristianos porque se creía que la danza
era una manifestación de la magia oscura. Los artistas fueron considerados supaypa
guagua –hijos del diablo–
que se negaron a disipar sus antiguas prácticas e hicieron un pacto con el
demonio para obtener tales habilidades. Aunque el baile ahora se acepta y se
practica en las celebraciones cristianas, hasta el día de hoy a los bailarines
se les prohíbe entrar en una iglesia mientras estén disfrazados.
Canto y baile de la enfermedad
Varios
antropólogos vinculan la danza de tijeras con el Taki Onqoy que
en quechua significa “enfermedad del canto”. Este fue un movimiento religioso
andino que apareció en 1564 en el área de Chanka (Ayacucho, Huancavelica y
Abancay) en rebelión contra el dominio colonial español.
El Taki Onqoy abogó por un rechazo total de la imposición violenta de la fe católica y la extirpación de las creencias espirituales nativas. Según las crónicas españolas, las huacas (deidades prehispánicas) “poseían” los cuerpos de los indígenas, lo que les permitiría retorcerse en la danza febril durante horas o días, señalando una profecía e impulsando el regreso de los dioses antiguos a la derrota del Dios cristiano de los españoles.
Sin
embargo, esta rebelión nunca se materializó, y la Inquisición española asumió
la tarea de exterminar la rebelión, que desapareció por completo en 1572.
No todos los
expertos en danza de tijeras están de acuerdo con esa teoría de origen histórico,
pero nadie duda de su importancia como símbolo de identidad cultural en los
Andes peruanos.
Por el
contrario, el simbolismo de la danza de las tijeras, según José María Arguedas,
se relaciona con un proceso ecológico de vida, muerte y regeneración respecto a
la deidad de Wamani. Arguedas, uno de los mayores intelectuales indigenistas
del siglo XX en el Perú, trazó el baile siguiendo los conceptos andinos
tradicionales de la dualidad cósmica, aunque coincide en que la danza
manifiesta una clara rebelión contra un opresor extranjero.
¿Cómo es la Danza de
Tijeras?
Acompañado por
un violinista y arpista, el bailarín forma una cuadrilla, o equipo, para
representar a su comunidad en un duelo. Dos o más cuadrillas compiten a través
de una serie de acrobacias,
Durante
la danza de las tijeras, los bailarines no solo compiten con sus movimientos
acrobáticos, sino también con el peligro: comen vidrio, caminan sobre fuego, se
atraviesan la lengua, el rostro y la boca con grandes agujas o pegan cables en
sus cuerpos.
La competencia,
que puede durar hasta 10 horas, evalúa la capacidad física, la calidad de los
instrumentos y la experiencia de los artistas para determinar quién es el
ganador. Debido a que el ritmo y el tempo de la música cambian constantemente,
no existen dos danzas idénticas y una representación particular de un danzante
nunca puede ser repetida.
Danza multicolor, acrobática y musical
Quizás lo más
llamativo de la danza son los elaborados trajes de los bailarines.
Los
danzantes de tijera en las tierras altas del centro sur de Perú visten atuendos
de colores brillantes. Sus pantalones anchos y sus chaquetas ajustadas están
ricamente decorados con bordados metálicos, flecos de oro y plata y lentejuelas
y cuentas de colores. Sus grandes sombreros a menudo están adornados con borlas
y plumas, y a veces con cintas.
Los propios
danzantes diseñan los trajes que pueden llegar a pesar hasta 15 kilos y bordan
sus nombres espirituales y varios elementos de la naturaleza en la tela. Todos
los bailarines de tijeras tienen nombres especiales, que a menudo están
bordados en sus atuendos. Sus enormes tocados, intrincadamente decorados,
protegen la mitad superior de su rostro de los observadores, agregando una
cualidad de otro mundo a la danza ritual.
Con un guante en
la mano izquierda, los danzantes de tijeras empuñan sus varillas de hierro
pulidas, que representan tijeras, en la mano derecha. A medida que realizan
exigentes saltos acrobáticos, golpean las varillas una contra la otra,
siguiendo el ritmo establecido por los violines y arpas acompañantes.
Danza de Tijeras: Patrimonio
Cultural de la Humanidad
Después
de que la Iglesia católica fracasara en erradicar las creencias indígenas
andinas, esta aceptó la integración de estas prácticas en la sociedad colonial
con la condición de que los bailarines participen en el calendario católico. De
esta manera, los ritos cristianos en las comunidades andinas se fusionaron con
las prácticas indígenas tradicionales. Los nuevos instrumentos de cuerda se
agregaron al ritual, así como algunos pasos de baile y trajes tradicionales
españoles.
A finales de la
década de 1960, la danza se convirtió en uno de los símbolos artísticos más
significativos y representativos de la herencia cultural de los Andes peruanos.
En 2010, la UNESCO la agregó a la Lista
del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad debido
al conocimiento físico y espiritual que se transmite oralmente de generación en
generación a través de los danzantes.
En el 2017, el 16 de noviembre se declaró como Día Nacional de la Danza de Tijeras. Dicha iniciativa busca ser un merecido
homenaje a la herencia andina y a los bailarines que practican esta danza
ancestral.
Actualmente,
este festejo se asocia con el niño Jesús y generalmente se realiza al comienzo de
las fiestas de Navidad, durante el Año Nuevo y en la Epifanía (6 de enero).
Esto coincide con la celebración indígena del solsticio de verano y el gran
festival inca del Inti (el Sol). Además de presentarse en fiestas patronales, y
durante las vacaciones, el baile es una característica de los festivales
tradicionales vinculados a las prácticas agrícolas indígenas andinas, como el
riego, la siembra, la cosecha y el esquileo de las llamas.
Hoy, la danza de
tijeras es una presentación vibrante y ritualizada que se puede realizar en
espacios sagrados y seculares, pero siempre bajo la protección de Wamani.
¿Dónde se practica la Danza de
Tijeras?
En
muchos lugares del Perú se lleva a cabo la danza de tijeras; no obstante, son
dos los departamentos que resaltan entre los demás: los bailarines de Ayacucho
y Huancavelica lideran las competencias de esta danza ancestral. No solo
entrenan y compiten entre ellos, sino ahora
también enseñan a las nuevas generaciones.
En
ambos departamentos es donde puedes ser testigo de las mejores representaciones
de este baile andino. En Huancavelica, cada 27 de diciembre se celebra el Día de la Danza de las Tijeras. En aquella fecha se realizan extraordinarias
presentaciones de danzas de tijeras, donde los bailarines exhiben su agilidad,
habilidad y creatividad en cada demostración. Cada región del Perú lleva a sus
mejores danzantes a Huancavelica, donde competirán en el escenario de la
Iglesia San Francisco.
Asimismo,
en el 211 se creó la Asociación
Cultural de Danzantes de Tijeras Pacha Mama de
Huancavelica con el propósito de conservar, salvaguardar y difundir la danza de
tijeras huancavelicana a lo largo del territorio peruano.
Por otro lado,
en Ayacucho se celebra la Fiesta de Yaku Raymi del 20 al 26 de agosto, en la que se llevan a
cabo representaciones de danza de tijeras. Con una acogida y participación
masiva del pueblo, los bailarines se someten a pruebas como caminar sobre fuego
y atravesarse la lengua, el rostro y la boca con grandes agujas, prácticas que
heredaron de la tradición ancestral del baile.
Asimismo, en
Lima también hay asociaciones y centros que reproducen y difunden la danza
tradicional. Una de ellos es el Centro
Cultural de Danzantes de Tijeras Taki Onqoy, ubicado
en Villa el Salvador, y la Confederación
Nacional de Danzantes de Tijeras y de Músicos del Perú. Según Mauro Gamboa García, presidente de esta
última, cerca de 860 personas practican la danza de tijeras.
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